Los que todavía no sepan qué es Minecraft
sólo tienen que preguntar a cualquier niño de más 6 años para ver su cara de
incredulidad de: ¿de verdad que no sabes lo que es Minecraft?. Para los que no
dispongan de un niño a mano les explico: Minecraft es un juego de construcción virtual donde los jugadores pueden
moldear libremente mundos tridimensionales a través de bloques cúbicos. Puedes
echarle un vistazo en https://minecraft.net/
Es tal su popularidad que a principios del 2014 se alcanzaron los 100
millones de usuarios registrados, como anunció el propio creador en su
cuenta de Twitter. Se ha convertido en un fenómeno social que tiene miles de vídeos en
Youtube, muñecos, juguetes, libros de construcción, de supervivencia, de
aventuras y cualquier elemento del juego que puedas imaginar. Si hiciste la
prueba del niño, ahora entenderás su cara de incredulidad.
“¡Mira!. Es precioso…” No hace mucho que escuché este
comentario de un jugador de 14 años aficionado a juegos hiperrealistas en los
que básicamente se trata de masacrar a hordas de enemigos. Se refería a la
aparición de cuatro cubos representando a unos cachorritos de perro que habían
nacido en la granja virtual de uno de sus mundos de Minecraft.
No hay duda de que Minecraft seduce a todo
tipo de públicos y hace tiempo que esta
capacidad se aprovecha en entornos educativos de todo el mundo para
enseñar conceptos de matemáticas, geografía, historia, arquitectura,
programación o para potenciar habilidades como la creatividad y el trabajo en equipo.
En The Code Rockers utilizan Minecraft como un potente imán para
atraer a los más pequeños al mundo de la programación informática. Y no
sólo se trata de aprender a programar, sino también de que los niños
desarrollen habilidades como la de razonar con lógica, aprender a estructurar
problemas y a no bloquearse ante errores y frustraciones en sus tareas (es lo
que se denomina pensamiento computacional).
Aplicando la programación al Minecraft
podemos ampliar los límites del juego. Con las herramientas que nos da la
programación podemos crear en segundos construcciones que tardarían horas en
hacerse manualmente, hacer animaciones, teletransportar a los personajes,
comunicarnos con otros jugadores, interactuar con el mundo exterior, crear
juegos dentro del juego. Las posibilidades son infinitas.
La experiencia en el campo de la
programación es más que positiva. La realidad es que la mayoría de niños empiezan atraídos por el
Minecraft más que por la programación, y queda demostrado cuando el
tiempo libre de las clases lo aprovechan para jugar. Sin embargo, con el paso
del tiempo, este espacio lo acaban empleando en ¡seguir programando! Hay días
que hasta hay que llamarles la atención para que desconecten un rato.
Espero que este artículo les anime a probar
Minecraft en vuestras clases, sean o no de informática. Es un juego, sí,
pero también una potente
herramienta de motivación que, si se emplea correctamente, tiene múltiples
beneficios en el aula.
Artículo de:
José Núñez Fernández: Desarrollador independiente, formador en
tecnología. Fundador de The Code Rockers: tecnología al servicio de
la educación.
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